Emprender. Iniciar algo, llevar a cabo un proyecto. Todos conocemos de sobra el término y el concepto de emprendimiento. Por norma general, emprender algo se asocia inevitablemente a la idea de negocio, de desarrollo empresarial o profesional. Realmente, emprender es iniciar cualquier actividad lucrativa o no.
El emprendimiento es una aventura. Para muchos adentrarse en un mundo desconocido e inquietante como puede ser el mundo de los negocios o, porque no, emprender cualquier actividad ociosa como la espeleología.
En línea con el concepto que más arraigado se encuentra en la sociedad, vamos a centrarnos en el emprendimiento como meta profesional. Es decir, para crear o potenciar una idea de negocio. Porque no solo se trata de emprender desde cero, a veces conviene emprender dentro de la propia empresa. Ya lo dicen nuestros amigos de ActionProjetc. A fin de cuentas, se trata de innovar. Coger una idea y lanzarla para que se convierta en un hecho.
Que se necesita para emprender
Lo primero de todo, ganas. Muchas ganas. Sin ganas de llevar a cabo un proyecto no tienes nada que hacer. Por mucho que te digan que lo primero es tener una idea. Eso es lo segundo, y es evidentemente tan importante como lo primero.
Las ganas ya las tienes. ¿La idea? Seguramente, también. Esa idea que de momento es una semillita, debe germinar y echar raíces. Madurar y desarrollarse. Hay ideas muy buenas que en seguida arraigan y fluyen, con otras hay que tener más paciencia. Esa idea tan novedosa y genial que has tenido, debe coincidir con alguna necesidad existente en el mercado. O lo que es mejor, crear la necesidad de la misma.
Esa semillita está creciendo, ahora necesitas averiguar que hace la competencia. Toca analizar el mercado y como se mueve. ¿Qué hacen los demás? ¿Cómo va a ser tu idea mejor? Hay que destacar. Tu proyecto tiene que ser diferente dentro de que debe ser lo mismo. Es una paradoja empresarial que está siempre presente en el mundo de los negocios.
Las raíces cogen fuerza y ya salen brotes de esa idea. Genial. Tu idea tiene potencial. Ahora hay que alimentarla y para ello, necesitas recursos. Es el momento de plantearse lo que cuesta tu idea, si puedes mantenerla, iniciarla o necesitas ayuda externa. Realizar un plan de negocios, te dará una idea de lo que vas a necesitar para sacar adelante tu proyecto.
Entre tanto, date un paseo por el nicho de mercado por el que pretendes moverte. Estudiar el mercado y a los posibles rivales que en el encontrarás por el camino, te dará una idea de cómo pueden reaccionar a tu llegada. ¿Intentarán echarte del mercado? ¿Aceptarán tu entrada en él y procurarán diferenciarse? Esta parte, te ayudará con tu estrategia empresarial. Además de proporcionarte la información que te vendrá muy bien para diferenciarte del resto.
Emprender es una aventura sí, pero hay que tener claro a dónde quieres llegar con tu proyecto. Define y redefine tus objetivos. No basta con tener claro lo que ofreces y como lo ofreces. Tienes que hacerte una idea realista de las metas que vas a marcarte para poder alcanzarla. Si se trata de ventas, no puedes marcarte unos objetivos de venta elevados que en realidad no vas a conseguir. Habrá que ir poco a poco.
Ya tienes claro todos estos puntos. Ahora viene el análisis del proyecto: DAFO viene a ayudarte. ¿Quién este señor o señora? Nadie más que tú en busca de tus debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades. Un emprendedor tiene que tener muy presente cuales son sus puntos débiles y sus puntos fuertes; los suyos y los de su idea. Además de saber reconocer las amenazas que hay en todo momento para enfrentarlas y encontrar las oportunidades que te brinde el mercado.
Análisis, mucho análisis y desarrollo. Para eso se creó el plan de empresa, es una gran herramienta. Ningún emprendedor, ninguna empresa consolidada que quiera avanzar, olvida hacer su plan de negocio.
Financiación
Llegamos al punto candente: los recursos económicos. En esta encrucijada, pueden pasar varias cosas. Tienes dinero para empezar con el desarrollo pero no para mantenerlo. Tienes el capital necesario para invertir en el proyecto y mantenerte hasta que de beneficios. No tienes ni para empezar.
La mejor opción sería la segunda. No necesitas a nadie. Tú te lo guisas, tú te lo comes. Emprender es arriesgar y si en esa andadura no implicas a nadie, mejor que mejor. Puedes fracasar en el intento y no arrastrar a nadie, pero si tienes éxito (que es la idea), será tuyo.
En los otros dos casos, tendrás que buscar un inversor que te avale y apoye económicamente. Si tienes parte de la inversión te será más fácil obtener esa ayuda. Si no tienes nada que aportar, te costará más vender tu idea.
Hay que ser sinceros, nadie va a regalarte nada. Si no ofreces nada a cambio, no te lo van a poner fácil. De ahí la importancia de tener bien arraigada y desarrollada esa idea tan brillante. Tendrás que vendérsela a alguien antes de entrar en el mercado.
Puesto que emprender está en auge, existen numerosas ayudas ofertadas por las diferentes administraciones. Subvenciones, créditos a poco interés, ayuda con los locales, reducciones fiscales según el tipo de negocio o contratación de empleados. Es muy conveniente informarse de todo lo que puedes obtener para reducir los gastos de tu inversión.
Independientemente del tipo de inversionista que busques. Sea un amigo (nada recomendable), un banco, financieras independientes, crowdfunding o dentro de la misma empresa en la que ya estas, tienes que hacer un ejercicio de marketing potente.
A la hora de presentar tu proyecto debes hacerlo de forma muy clara, concisa y contundente. Tienes que dejar muy claro quién eres y lo que ofreces. Debes ser convincente y convencer. Topicazo: cree en ti mismo o misma.
Adáptate al lenguaje del inversor. Tienes que hablar su mismo idioma para que te entienda y captar su atención. Dependiendo del inversor que busques, presentarás tu idea.
Si cuentas con la necesidad de formar un equipo humano, es decir que la empresa no será formada solo por ti, al inversor le encantará saber los valores de ese equipo y como entre todos, llevareis a cabo el proyecto.
Tu idea es tu vida, tienes que defender tu proyecto con pasión, fuerza e ilusión. Los posibles inversores valorarán tu entusiasmo. Si transmites confianza, confiarán en ti.
Cuando presentes tu plan de empresa, debes ser honesto y realista en tus pretensiones. Las cuentas deben ser claras y no estar nunca en discordancia con la realidad. De acuerdo, el papel es papel, es solo un proyecto y desconoces a ciencia cierta lo que va a pasar.
No importa, para eso has estudiado el mercado y a la competencia. Más o menos sabes lo que vas a vender y como. Adáptalo a tu negocio y lo que crees que puedes lograr a corto, medio y largo plazo. Se consciente de que si la competencia vende mil unidades de su idea y lleva años en el mercado, tú acabas de entrar, venderás como mucho la mitad.
Ya has hecho la exposición de tu proyecto. Has contado claramente todo lo referente al mismo. Ahora esos potenciales inversores, quieren saber más. Bien, has captado su atención. Escúchales tú a ellos, responde a sus preguntas, disipa sus dudas y véndeles esa brillante idea que tienes.
Has conseguido la inversión. Tienes todo lo necesario para poner en marcha esa empresa. En este momento, empieza el verdadero trabajo duro: hacer que despegue y se mantenga en el aire. Toda esa estrategia planteada en tu plan de negocios, el marketing, la publicidad etc., es momento de que se hagan realidad.
El papeleo, el local si es necesario, los recursos, el personal a contratar, las compras necesarias para ejecutar el negocio… Algunas de estas tareas las habrás llevado a cabo a la par que tu idea germinaba y echaba raíces, pero la mayoría solo se materializa cuando hay fondos para ello.
La estrategia para emprender, se encamina directamente ligada al tipo de negocio. Según la idea que tengas, así deberás desarrollar la estrategia. Las herramientas son comunes a todo emprendimiento, la forma de usarlas no. Para eso la importancia del plan de negocios. En el podrás poner todas las estrategias necesarias para levantar tu negocio o mantenerlo a flote.
Algunas empresas necesitaran más estrategias de marketing directo, otras online. Para algunos será más importante la publicidad y su estrategia residirá en una gran campaña publicitaria. En otros sectores, centrarán sus esfuerzos en estrategias económicas. En cada caso concreto, el precursor de la idea, será el encargado de diseñar su propia estrategia de emprendimiento teniendo en cuenta todo lo citado anteriormente.
Emprender es una carrera de fondo a fin de cuentas. Tiene sus ritmos, sus tiempos. Algunas ideas emprendedoras arrancan rápido, otras tardan más en ponerse en marcha. Emprender es innovar y reinventarse y por cada vez que innovas y te reinventas, empiezas una nueva aventura, Lo importante es no desesperar. Ser paciente, constante y echarle ganas, muchas ganas.