A todas luces

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La electricidad es esencial para nuestra vida. Nuestro día a día depende en gran medida de que la red eléctrica, funcione como corresponde. Sin interrupciones, ni cortes. Desde su invención, la red eléctrica ha ido extendiéndose hasta alcanzar todos los rincones habitados y habitables del planeta. No hay rincón al que no lleguen esos imponentes tendidos eléctricos. Es tal su importancia en la sociedad moderna que, sin ella, no somos capaces de vivir, todo, absolutamente todo, depende de la electricidad, en mayor o menor medida.  

Puesto que hemos nacido con la electricidad bien acomodada en nuestra existencia, damos por sentado que simplemente, hay que dar a un interruptor para que obre su magia. Esta ahí y no nos planteamos mucho más, como el agua que sale del grifo. Sin embargo, para que dispongamos de esa energía, existe toda una infraestructura creada de la mano de expertos ingenieros que hacen que la electricidad se genere y reparta de forma eficiente, eficaz y segura.  

Especialistas servicios industriales del sector de la distribución eléctrica como Pasero, forman parte de ese despliegue industrial que hace posible que dispongamos de electricidad en nuestros hogares y centros de trabajo, entre otros. Desde la lavadora hasta el coche, actualmente, prácticamente todo, es eléctrico: teléfonos, ordenadores, electrodomésticos…  

La generación de electricidad reúne todos los procesos existentes para la transformación de energía de cualquier tipo (química, cinética, mecánica, etc.) en energía eléctrica. Una combinación de factores entre los que se incluye el cada vez mayor aumento de la población a nivel mundial y la digitalización que afecta a todos los ámbitos, hacen que la actividad industrial y la demanda de la necesidad energética, aumenten a su vez, para satisfacer las necesidades de toda la sociedad. Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las diferentes industrias energéticas es lograr garantizar una producción capaz de abastecer a los ciudadanos y, que la misma sea sostenible y respetuosa con el medio ambiente.  

Partiendo de la base de que los recursos del planeta son limitados, cobran relevancia los diferentes tipos de energía renovable de los que disponemos. Siendo la transición energética, la principal herramienta con la que cuentan empresas, gobiernos y ciudadanos para producir, distribuir y consumir esa energía, disminuyendo al mismo tiempo las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. El avance se dirige hacia la eficiencia energética y las energías renovables, algo que no seria posible, sin la tecnología adecuada.  

Como se genera y distribuye esa energía  

Como decíamos párrafos atrás, no tenemos en cuenta en que consiste ese proceso de transformación que lleva la energía hasta llegar a nuestros hogares y, con solo apretar un botón, dar a un interruptor o hablar, disponemos de energía, para iluminar, calentar o entretener. En los párrafos siguientes, vamos a explicar en que consiste ese proceso de generación de electricidad y como se produce la distribución. Pues, aunque se trata de un hecho aceptado y asimilado como normal, tiene un largo proceso de trabajo detrás.  

Dicho proceso, se inicia con la obtención de energía a partir de diferentes fuentes de energía primaria, es decir, los recursos que se encuentran presentes en la propia naturaleza. Son dos las formas de obtener electricidad: a través de la energía primaria renovable como le viento o la luz solar; o a partir de fuentes no renovables como el carbón, el gas natural o la energía nuclear 

Cuando ya se ha obtenido la energía, esta de convierte en electricidad y se transmite desde la planta eléctrica hasta la subestación eléctrica. Estas últimas son fundamentales para tratar la electricidad y garantizar que posee la tensión adecuada. Las de mayor tamaño, se ubican en las periferias de los grandes núcleos urbanos y las ciudades, mientras que las de menor tamaño, pueden instalarse incluso en el interior de un edificio.  

Una vez la energía se encuentra en las subestaciones eléctricas, las empresas distribuidoras, son las encargadas de enviar la electricidad hacia los puntos de recepción, es decir, los hogares y demás lugares en los que sea necesaria. Son las diferentes distribuidoras las que disponen de toda la infraestructura necesaria para transportar y distribuir la energía, así como se encargan de mantenerlas en buen estado. Evidentemente, son las propietarias de los temidos contadores de la luz y las encargadas de enviar la lectura de los mismos, a las empresas comercializadoras de energía. El consumidor no tiene capacidad de elección respecto a la distribuidora que corresponde a su zona, pero actualmente, si puede elegir libremente a la comercializadora.  

Así llegamos al último paso del proceso, la comercialización de la energía eléctrica. Las comercializadoras, son las empresas que contratan los usuarios para obtener el suministro de luz. Estas, compran la energía a las empresas de generación eléctrica para venderla al usuario final y que este disponga de electricidad. También son las encargadas de enviar esas, cada vez más temidas, facturas a los usuarios. La luz, puede comercializarse y contratarse en el mercado libre (condiciones especificadas en contrato entre empresa y usuario) o mercado regulado (sistema diseñado por el Gobierno). 

Principales formas de obtener la energía eléctrica 

Ya hemos hecho alusión a las diferentes formas de generar energía: a partir de fuentes renovables o no renovables. Veamos a continuación, cuales son los principales tipos mediante los que se hace posible esa generación de energía eléctrica.  

Si partimos de las energías renovables, encontramos que se trata de esas energías que se obtienen a partir de fuentes naturales como el sol, el calor de la tierra o la propia fuerza del viento o el agua. Su característica más fundamental es que se trata de recursos inagotables que no generan emisiones de gases de efecto invernadero.  

Cuando se habla de energías no renovables, se hace alusión a aquellas fuentes de energía que se obtienen a partir de combustibles fósiles como el carbón, el gas natural, el petróleo o la energía nuclear. Hasta hace relativamente, el uso de estas fuentes, estaba ampliamente extendido y aceptado, puesto que permite satisfacer la demanda, se trata de materia prima, fácil de extraer y su proceso de producción y transporte es muy eficiente. Sin embargo, se trata un recurso limitado. 

Las fuentes de energía primaria capaces de generar electricidad son de sobra conocidas por la mayoría. Aun así, nunca está de más, recordarlas: 

  • Energía solar fotovoltaica: se trata de la energía solar, propiamente dicha. Se obtiene, como bien sabemos, a partir de las radiaciones del sol, en forma de luz, calor y rayos ultravioleta. Aunque se origina en las centrales solares, puede ser fotovoltaica que, transforma la luz en electricidad, mediante paneles fotovoltaicos; o térmica que transforma el calor de sol en electricidad mediante colectores térmicos.  
  • Energía eólica: procedente del viento cuya energía se transforma en electricidad, gracias a un aerogenerador eólico. Este tipo de energía se diferencia en función de la ubicación del parque eólico: terrestre, ubicado en la tierra o marina, ubicada en el mar.  

La energía eólica marina, aprovecha la energía que genera el viento en el mar para generar electricidad mediante la instalación de una serie de molinos eólicos que se anclan al fondo del mar o mediante modernos sistemas de flotación.  

  • Energía hidráulica: esta energía, aprovecha la energía mecánica que genera el movimiento del agua y la transforma en energía eléctrica a través de las centrales hidroeléctricas, pudiendo ser de tres tipos: 

Centrales hidroeléctricas de embalse que utilizan un gran deposito con un determinado volumen de agua mediante una presa. 

Centrales hidroeléctricas de agua fluyente que captan parte del caudal de un rio, conduciéndolo hacia la central para que pase por las turbinas. 

Centrales hidroeléctricas reversibles o de bombeo que transforma la energía del agua en electricidad o viceversa. 

  • Energía geotérmica: es la energía que aprovecha el calor procedente del interior de la Tierra para obtener electricidad. Este recurso natural, solo puede aprovecharse en localizaciones que ofrecen unas condiciones muy concretas como la cercanía a fuentes termales, géiseres o volcanes.  

Estas son las fuentes de energía más conocidas y habituales para generar y obtener la energía eléctrica necesaria. Aun así, existen otras formas menos convencionales que permiten obtener energía. Entre ellas, encontramos la piezoelectricidad que se trata de una tecnología todavía en desarrollo, pero permite generar electricidad a partir de pisadas y golpes. Otra de ellas es la osmosis que permite que se genere energía eléctrica mediante agua, sal y una membrana semipermeable. El campo de la química explica como mediante la electroquímica se puede generar electricidad a causa de diferentes reacciones químicas. O macetas con energía que son un método innovador que permite generar energía en casa, basándose en aprovechar los electrones que se generan durante la fotosíntesis que realizan las plantas.  

Ya sabemos un poquito más sobre como se genera la energía y lleva a nuestras casas, lugares de trabajo, empresas, escuelas, etc. Parece sencillo pero no lo es, la complejidad de esas instalaciones, sobre todo a nivel seguridad, pues no debemos olvidar que la electricidad es muy peligrosa, conlleva un gran trabajo. Gracias a la tecnología y sus grandes avances, es posible disfrutar de una electricidad más estable, sostenible y segura, aunque quizá, el precio que pagamos por ella en la actualidad, es demasiado elevado.