Branding: qué es y cómo es el proceso de creación de una marca

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Si no estás familiarizado con el mundo del marketing, la empresa o el diseño gráfico puede que en alguna ocasión hayas oído hablar del branding, pero no sepas muy bien qué significa este concepto. Pues no te preocupes porque en este artículo vamos a explicar qué es el branding, te vamos a explicar cómo es el proceso de creación de una marca y vamos a indicar los aspectos fundamentales que componen el branding.

  • Qué es el branding

Pero antes de nada vamos a comenzar por el principio, vamos a descubrir qué es el branding.

“El branding es el proceso mediante el que se define y construye una marca. En este proceso se deben tomar diferentes decisiones estratégicas que posteriormente definirán a la marca y la distinguirán en el mercado frente a la competencia. Para tener éxito hay que construir marcas que emocionen, sean diferentes y vendan más”, explican desde Empacke, agencia de diseño gráfico especialista en diseño de branding en Sevilla.

  • Cómo es el proceso de creación de una marca

El proceso de creación de una marca es algo complejo y puede llevar un tiempo. Hay diferentes pasos que se deben seguir para diseñar la marca desde cero evitando errores.

  1. Análisis de la situación

El primer paso es analizar la situación y el mercado. Lo conveniente en este paso es realizar un análisis DAFO para determinar las amenazas, debilidades, fortalezas y oportunidades. Tanto propias como del propio mercado para así poder construir la marca en base a los puntos fuertes intentando evitar las amenazas y debilidades.

  1. Determinar el segmento y los objetivos

Otro punto clave en el proceso de creación de una marca es determinar el segmento al que va dirigida la marca. Es decir, se debe analizar cuál es su público objetivo. Porque pongamos el caso de que vamos a lanzar una marca de productos ecológicos, pues su público objetivo será diferente al de otras marcas en el mercado que elaboren productos similares pero sin la distinción de ecológico.

Este paso es muy importante, ya que determinar mal el segmento al comienzo puede suponer un error muy grave para la marca. Y es que es vital saber a quién te diriges para poder llegar mejor al público objetivo y establecer las estrategias más oportunas en función de los gustos y tendencias del segmento.

También en esta fase se deben fijar los objetivos de la marca. Unos objetivos que deben ser a corto plazo, medio y largo.

  1. Definir la estrategia de posicionamiento y la identidad de la marca

Una vez que se tiene claro el público objetivo de la marca se puede definir la estrategia de posicionamiento y la identidad, ya que deben estar orientadas al cliente final.

La posicionamiento es la imagen que se quiere ocupar en el mercado, es decir, la imagen que quieres lograr como marca al comprador elegido. Por ejemplo, todos sabemos que hay muchos refrescos en el mercado, pero tan sólo uno transmite felicidad, otros tienen menos burbujas o menos azúcar. Pero con el posicionamiento hay que tener cuidado, ya que muchas compañías pretenden ocupar un hueco en el mercado, pero después los consumidores sitúan su producto de manera totalmente diferente.

Mientras que la identidad de marca o corporativa es todo aquello que representa a una empresa. Es decir, la identidad corporativa es la representación física de la marca a través de todos sus elementos visuales.

Existen diversos elementos que componen la identidad de una marca como son el logotipo, los colores corporativos, la tipografía, la página web, los carteles… Son muchos los elementos que crean la identidad de una compañía.

  1. Ejecución

Y el último paso para construir una marca es el de ejecución. En este paso se desarrolla el mensaje final que se quiere transmitir como compañía, se escoge el eslogan, se termina de trabajar la identidad de la marca y todos sus elementos visuales, se pone en práctica la experiencia del producto y el uso de los medios online y off-line.

Este es el procedimiento para crear una marca, pero también para reconstruir una compañía o cambiar un producto. Es decir, cuando una marca quiere cambiar porque considera que no se adapta al mercado actual, ha cambiado su público objetivo o se ha quedado atrás se realiza el mismo procedimiento de branding. Un proceso por el que han apostado muchas compañías en los últimos años y que es fácilmente visible en sus logotipos que se han simplificado y modernizado, pero también han cambiado otros aspectos como su eslogan o incluso han intentado buscar un nuevo hueco en el mercado.